Te quiero porque sin conocerte, te conozco.

A mi abuelo, poeta y escritor, que se merece más de lo que le dieron, pero al menos te dieron la recompensa por tus sabias y bellas palabras que juntas se llamaban poesía.

La luna lunera no se quiere acostar.

Te mira a los ojos,
se pone rabiosa.
Te mira el cabello,
y llora celosa.

La luna lunera no se quiere marchar.
La luna lunera se enfada y no se quiere acostar.

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